Después de leer todas las redacciones presentadas para asistir al Concurso de Redacción que realiza cada año Coca-cola, los seleccionados son Jordi Cebrián e Ingrid Rubio. Este año, el alumnado debía escribir un relato corto y la verdad es que han presentado historias muy interesantes. Aquí os dejo las historias de los seleccionados.
Relato de Jordi Cebrián :
"La triste historia"
Corría el año cuarenta y ocho. Eran las ocho de la tarde. El encargado estaba encendiendo las farolas y en una casa cercana, donde la luz de la luna daba de lleno en una ventana, destacaba la ventana de la habitación de un chico de catorce años. Estaba en su escritorio, iluminado por una vela, escribiendo dulces versos que sabían a gloria. En ese lugar y en ese momento, comienza la historia de un chico que, sin saberlo, corría peligro. El chico escuchó los pasos de su padre subiendo la escalera que crujía. Rápidamente, el muchacho escondió sus poesías debajo del colchón de su cama. El padre abrió la puerta:
- Hijo, es la hora de la cena.
- Sí, señor.
Su padre bajó las escaleras con cierta parsimonia, y su hijo le siguió. Abajo, en el salón, la cena estaba sobre la mesa. El chico se dio cuenta de que sus padres estaban más serios de lo normal.
- ¿Qué pasa?
- Hijo, debo decirte una cosa. A tu hermano mayor, los guardias le cogieron
mientras andaba borracho por las calles. Lo han fusilado esta mañana.
Al niño se le vino el mundo encima. Le entraron náuseas y mareos. Les dijo a sus padres que no tenía hambre y subió a su habitación. Una vez allí, mojó la pluma en el tintero, sacó una hoja en blanco y comenzó a escribir otra poesía, que rebosaba de sentimientos tristes y de culpa...
Al día siguiente, que era lunes, el muchacho esperó a que sonase el timbre en el internado para comenzar la clase. Éste sonó, y el muchacho entró en el aula. Una hora más tarde, en medio de la clase, escucharon todos el sonido de unos coches negros, alargados y con el símbolo de la bandera. De estos coches, se bajó el mismísimo Franco. Los alumnos estaban allá,expectantes, en el patio. Franco vio al muchacho, se acercó y le dijo al oído:
- Me han dicho que tu hermano murió hace veinticuatro horas. Lástima.
El muchacho le miró con una mirada asesina. Franco la captó y dijo a sus hombres:
- Gente, este niñato será igual que su hermano. Vayamos a su casa e investiguemos.
Una hora más tarde, Franco entró en la casa y se dirigió a la habitación del niño. Allá, encontró las poesías, debajo del colchón. Estaba perdido. Franco mandó quemar toda las poesías del niño y a éste, le encerró en la cárcel. Sólo una poesía se escapó, sobrevolando la casa donde antes había una familia feliz:
"El día más triste de mi vida,
ha llegado como un pájaro.
Las nubes negras han tapado mi cielo,
lleno de esperanza e ilusión.
La vida de mi hermano le ha sido arrebatada,
por la criatura más vil y despiadada de todas:
el odio"
Relato de Ingrid Rubio:
" Un sueño"
Yahaira tiene 16 años.
Es una chica que no suele creerse capaz de cumplir lo que se propone. Hace tiempo decidió que se esforzaría en estudiar, hacer los deberes y en trabajar, aunque no le gustara demasiado. Pero no lo consigue, siempre se queda a medias.
Como no estudia, mata las horas escuchando música y bailando. Desde bien pequeñita que baila, esa es su única pasión. Vive por el baile. Cuando tenía cuatro años, la apuntaron a gimnasia rítmica y le encantaba hasta que llegó un punto en que la gimnasia no tenía secretos para ella. Con once años empezó a bailar "funky" y con doce hip-hop. Transmitía sus sentimientos a través del baile. Su padre tenía un local y todas las tardes se las pasaba allí, moviéndose al ritmo de lo que sus oídos escuchaban.
Un día en la cartelera del instituto colgaron una hoja que invitaba a aquellos que les gustara bailar a un concurso. Si pasaban esa prueba, se presentarían al campeonato comarcal de baile d estilo libre, y los que consiguieran quedar entre los tres primeros se presentarían al campeonato nacional.
Le entusiasmó tanto la idea que en cuanto llegó a casa se lo explicí a su madre.
- Mamá, ¿sabes qué?
- Dime Yahaira.
- Hay un concurso de baile de estilo libre en el instituto. Si pasas las pruebas te llevan al campeonato comarcal y los que queden entre los tres primeros serán presentados en el nacional.
- ¿Y qué quieres decirme con eso?
- ¡Pues que me quiero presentar!
- Yahaira, ¿estás segura de lo que haces?
- Claro.
- Ya sabes que siempre te entusiasma todo, pero no tienes suficiente motivación para acabar nada.
- Peor esta vez lo conseguiré. Estoy segura de que podré hacerlo.
Y así lo hizo. Tenía una semana para inventarse una coreografía y se pasó los siete días ensayándola a todo momento.
Por fin llegó el gran día.
Entró al gimnasio del insittuto y encontró a cincuenta personas haciendo cola para la prueba.
